REGLAS PARA UN MANTENIMIENTO CON ÉXITO

 

Adquisición de la tortuga
La primera y principal regla, es que es preferible tener ejemplares criados en cautividad, que ejemplares capturados en su medio salvaje.


Los capturados pueden ser más baratos en un primer momento, pero tienen una serie de problemas: estos animales han sufrido un gran estrés con la captura, el almacenamiento y el envío. Normalmente en malas condiciones (un número excesivo de animales en un espacio reducido, sin comer...), hacia los almacenes del importador. Y luego, nuevamente, en el envío a los puntos de venta. Todo esto conduce a que se produzca un debilitamiento del sistema inmunodefensivo que le deja a la tortuga indefensa ante infecciones, parásitos, u otras enfermedades que, con frecuencia, terminan en la muerte del animal. Todo esto, sin contar el daño que se produce en las poblaciones en libertad por la captura de ejemplares para el comercio.


Actualmente se pueden conseguir ejemplares criados en cautividad que tienen más probabilidades de alcanzar una edad longeva. Animales que, además, están acostumbrados a que se les maneje, con lo cual se estresan mucho menos, y ademas, por las condiciones de mantenimiento, suelen tener menos parásitos. Normalmente, es preferible adquirir tortugas a criadores particulares, por dos razones: la primera es que los precios son claramente más bajos (hay que reconocer que los precios marcados por algunas tiendas de animales hacen desistir a potenciales aficionados a las tortugas de iniciarse en esta actividad) y, la segunda es que una persona que ha conseguido que sus tortugas se reproduzcan, debe tener unos conocimientos adecuados sobre el mantenimiento en cautividad. Conocimientos que pueden transmitir al comprador de la tortuga. Además (siento si algún propietario de una tienda de animales se siente ofendido), algunos vendedores de las tiendas de animales suelen carecer de conocimiento alguno acerca de las necesidades de las tortugas, tipos de especie y origen. Suelen limitarse a decimos el nombre que les ha dado el mayorista (que a veces llega incluso a estar equivocado).

Cuarentena
Es aconsejable mantener en cuarentena, de entre tres y seis meses, a los nuevos ejemplares antes de mezclarlos con el resto de la colección. Hay quien recomienda alargar esta cuarentena incluso hasta un año.

Información
Es imprescindible estar informado de la especie de tortuga que se mantiene; lugar de procedencia, costumbres, alimentación, etc. Sin esta información cometeremos probablemente muchos errores que pueden tener consecuencias fatales.

Veterinario
Es aconsejable encontrar un veterinario cerca de nuestro lugar de residencia al que acudir en caso de emergencia. Preferentemente que sea experto en reptiles.

No mezclar especies
Es muy importante mantener especies de tortugas (incluso subespecies) aisladas unas de otras, para evitar la transmisión de enfermedades.


Hay enfermedades contra las que una especie puede estar inmunizada, pero que pueden ser letales para otra especie. El no mezclar especies se refiere también a la reproducción. Mezclar especies o subespecies diferentes puede llevar a deformaciones u otros tipos de problemas en la descendencia.

Replicar el hábitat de origen
Las especies de tortugas con las características que presentan en la actualidad son el resultado de miles de años de evolución, que ha llevado a que unas especies estén adaptadas a la vida en el desierto, otras a vivir en selvas, unas están adaptadas a alimentarse de vegetales, otras de carne... hay que intentar conocer todas estas características y reproducirlas en cautividad.

Luz solar natural
No hay nada artificial que mejore a la naturaleza, y esto se ve claramente en lo que se refiere a la luz solar. Ninguna bombilla podrá reproducir nunca el bien que hace la luz natural del sol a las tortugas. Por ello hay que intentar, siempre que las condiciones de espacio, climatológicas, etc. lo permitan, mantener a las tortugas en el exterior.

¿Necesitan beber las tortugas?
Hay mucha confusión sobre el hecho de que las tortugas necesiten beber o no. Los problemas de salud más comunes, derivados de niveles de hidratación por debajo de los límites óptimos, son la acumulación de ácido úrico solidificado en el sistema renal y en la vejiga, gota y fallos en el riñón. Todos estos problemas son muy graves, y debe anotarse que la deshidratación, aunque sea por cortos períodos de tiempo, pueden acarrear problemas a largo plazo.


Existe la creencia de que las tortugas adquieren los líquidos necesarios de los alimentos que toman y que, por tanto, no necesitan de forma adicional agua. Esa afirmación simplemente no es correcta, como confirman observaciones en su medio natural de Testudo graeca, hermanni y G. radiatas. Estas especies se muestran más activas durante o después de episodios de lluvia, y pueden ser observadas olfateando la tierra, y bebiendo de cualquier charco disponible.


En muchas regiones áridas, las tortugas disminuyen su actividad durante el verano o durante épocas de prolongada sequía, y sólo la reanudan cuando vuelve la lluvia. En el sur de Europa y en el norte de Africa las tortugas se esconden y cesan la actividad durante el verano por la poca disponibilidad de agua y alimento. En África del Sur es común ver a la Geochelone pardalis bebiendo de corrientes y charcas, y recientemente se informó de la utilización de charcas permanentes por la Malacochersus tomieri en Tanzania.


Las tortugas de zonas desérticas o semidesérticas están, de hecho, adaptadas a un medio semiárido. Su sistema de eliminar deshechos, vía urea, es una evidencia de ello. El ácido úrico puede ser eliminado usando una cantidad mucho menor de agua de la que necesitan otros mamíferos y anfibios.
Es significativo que las especies que habitan hábitat húmedos, como selvas, como es el caso de la Geochelone denticulata, presentan una bioquímica urinaria muy diferente a las especies de clima más árido, como la Testudo graeca. En la primera, el ratio de ácido úrico excretado/amoníaco es de 51,9/4,1 y en la segunda de 6,7/6,0.


Las tortugas de zonas desérticas pueden, por tanto, eliminar productos de deshecho con una gran economía de agua. Su comportamiento está, por tanto, adaptado a la necesidad de no desperdiciar la preciosa agua. En un medio donde el agua es escasa, sólo se puede prescindir de los fluidos imprescindibles para la vida si se esté seguro de que se van a poder reponer. Por ello, se observa que después de la lluvia, cuando las tortugas han bebido, excretan cantidades de uratos. Esta experiencia es común para muchos cuidadores y aficionados a las tortugas. Si su tortuga bebe y excreta un líquido blanco (ácido úrico), no significa que la tortuga esté enferma; se está comportando como sus congéneres en libertad, y lo hace por una razón biológica muy importante.


Solamente porque sean capaces de tolerar largos períodos de ausencia de agua no significa que se las deba privar de ella de forma premeditada o permanente. El alimento no es suficiente como fuente del agua que requieren los animales que habitan zonas semiáridas, debe haber disponible de forma regular agua fresca para todas las clases de tortugas. Incluso tortugas provenientes de hábitat desértico como Testudo kleinmanni, Geochelone sulcata y Gopherus agassizii beberán si se les presenta la oportunidad.