¿CÓMO DESPERTAR A LAS TORTUGAS TRAS LA HIBERNACIÓN?

Klara Tuset, 2005 

Para despertar de la hibernación debe producirse un aumento drástico y rápido del calor, nunca gradual. Por ello, el mes de marzo suele ser el escogido para realizar esté proceso. Si se despierta antes a la tortuga, porque es un ejemplar juvenil por ejemplo, hay que tener preparado un recinto acondicionado para mantener al animal hasta que suban las temperaturas de forma natural. Si la tortuga se encuentra en un régimen de semi-libertad (un jardín, por ejemplo) saldrá a asolearse a mediodía y permanecerá un largo rato absorbiendo calor. Su única actividad durante los próximos días será calentarse todo el tiempo posible en un lugar resguardado del viento y orientado al sur. Ella sola se encargará de encontrar el lugar adecuado.

Testudo Marginata asoleándose (Salvador Laguna).

Durante las noches o los días fríos se enterrará en una zona asoleada, ya que a cinco centímetros por debajo de la superficie de la tierra se encontrará a temperaturas entre 5 y 15º C más altas que en la superficie.
De todos modos, si es posible no está de más combinar su asoleamiento natural con algún foco artificial durante los primeros días, sobre todo para ayudar a que comience a comer lo antes posible y recupere fuerzas.
Las tortugas que han sido hibernadas artificialmente deben despertarse una vez tengamos acondicionados sus recintos de primavera-verano o, si se mantienen sueltas en un jardín, cuando estemos seguros de que las temperaturas van a estar por encima de los 20 grados durante los periodos de asoleamiento de más calor (mediodía).
Lo primero es preparar un recipiente con agua tibia (sobre los 30 grados) que cubra al animal hasta las placas marginales. La tortuga podrá hidratarse tanto por la boca como por la cloaca y debemos mantenerla en el baño durante 20-30 minutos.

Después, deberemos facilitarle un foco de calor y mantenerla de manera constante a temperaturas entre 26 y 32ª C para que empiece a comer.
Una tortuga recién despertada rechaza la comida durante un par de días y no muestra signos de ninguna enfermedad no debemos preocuparnos por ello.
Sin embargo, es de vital importancia suministrarle grandes cantidades de agua para que elimine todas las toxinas que ha acumulado durante la hibernación. Para ello ofreceremos estos largos baños de agua tibia todos los días durante una semana completa.

Al cabo de un par de días comienzan a comer con toda normalidad y la ganancia de peso suele ser espectacular. Hay que emplear esta temporada en conseguir que el animal coma todo lo posible, ya que con la llegada del verano volverá a disminuir su apetito debido a la estivación.

Pesaje de un juvenil de Testudo graeca (Marcos Martínez).

Ejemplar de Testudo hermanni tomando un baño (Maria José Navarro).

Posibles problemas posthibernación.

La pérdida de peso propia de la hibernación se recupera rápidamente en cuanto despiertan, ya que a las pocas semanas de salir del letargo recuperan un apetito voraz. Tan importante como la comida es el agua, que no debe faltar en este momento.
El debilitamiento del sistema inmunológico que se produce durante la hibernación puede propiciar el desarrollo de las siguientes enfermedades. Sin embargo, la mayoría de tortugas no presenta ningún problema y necesita del letargo para seguir su ritmo biológico, por lo que no hay que temer la hibernación ni evitarla sin un motivo justificado.

• Anorexia posthibernación: Cuando una tortuga sale de la hibernación su principal necesidad no es comer, sino asolearse para conseguir la temperatura adecuada para el funcionamiento normal de su organismo y beber mucha agua para hidratarse y eliminar toxinas. Por eso, no debemos asustarnos si rechaza los alimentos durantes un par de días tras la hibernación. Las tortugas y otros reptiles emplean un mecanismo especial para salir de la hibernación: su hígado libera las reservas de glucógeno que ha ido acumulando durante el verano, lo que provoca un aumento del nivel de glucosa en la sangre. La glucosa sirve de “energía extra” para el animal, por lo que la tortuga debe empezar a comer antes de que se acabe su reserva de glucosa, ya que una vez agotada el animal se queda sin energías para comer, moverse o realizar cualquier actividad. La falta de apetito de las tortugas recién despertadas no debe superar los 10 días. Si esto sucediera deberá llevarse al animal a un veterinario lo más rápido posible.

• Estomatitis: se trata de una infección por gérmenes que se manifiesta con la aparición de placas purulentas en las mucosas del interior de la boca. Requiere atención veterinaria y limpiezas de la zona con Betadine© diluido en tres cuartas partes de agua.

• Infestación de parásitos intestinales: el debilitamiento del sistema inmunológico del animal y el aumento de las temperaturas es aprovechado por los parásitos internos para reproducirse en cantidades masivas. Se reconoce por la presencia de diarreas, falta de apetito y debilidad (especialmente en las extremidades posteriores, que son arrastradas al caminar). Para poder actuar eficazmente es necesario que el veterinario realice un análisis coprológico y determine el medicamento más adecuado.

• Ceguera. Las tortugas que han sido mantenidas durante la hibernación a temperaturas constantes por debajo de los 2º C pueden padecer cegueras irreversibles debido a la congelación del líquido humoral los ojos. Eso no quiere decir que un animal que haya estado en un momento concreto a temperaturas bajo los dos grados (una noche más fría de lo habitual, por ejemplo) vaya a sufrir este tipo de problema. La ceguera se reconoce porque el animal suele caminar constantemente en círculos y no advierte los obstáculos.

 

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